Crecí rodeada de los aromas de la cocina de mi padre. Aprendí a reconocerlos y disfruté cocinando. Me convertí en chef. Amaba, ansiaba, soñaba y fantaseaba con todos los aromas de esta tierra. Así que decidí estudiarlos, moldearlos y crearlos, difundiéndolos por todo el mundo para que la belleza naciera de la virtud y no de la riqueza.